RIEGO
Los sistemas de riego ofrecen una serie de ventajas que posibilitan racionalizar el agua disponible.
Cualquier sistema de riego debe someterse a un estudio previo para determinar si es el más idóneo,
tomando en consideración desde el tipo de vegetación, hasta la forma de distribuir el agua para
obtener el mejor rendimiento. Los instrumentos de control de riego: programadores, higrómetros,
detectores de lluvia, etc, deben distribuirse en función de la orografía, las capacidades hídricas
del suelo, las plantaciones, etc.
ELECTRICIDAD
El regadío ha experimentado en las últimas décadas una notable transformación como consecuencia
de la aplicación de tecnologías de distribución del agua a presión, mejorando la gestión de unos
recursos hídricos cada vez más limitados. No obstante, fruto de esta transformación, el
regadío se ha convertido, junto con la maquinaria agrícola, en el principal consumidor de
energía dentro del sector agrario, de forma que el coste energético que supone el funcionamiento de
los equipos de bombeo durante la campaña de riego puede suponer para el agricultor un 30-40% de los
costes totales del cultivo.
INGENIERÍA
El riego de precisión utiliza las tecnologías disponibles para realizar una programación óptima del riego,
estableciendo el momento, la frecuencia y el tiempo de riego adecuados según las características del cultivo,
la configuración de la red de riego, el clima y suelo de la finca, dando de esta forma el agua que necesita
la planta en el momento adecuado. La programación del riego debe implicar tanto el control de funcionamiento
del sistema de riego como la distribución de la humedad en el suelo.
CONTROL CLIMÁTICO
Para manejar el clima dentro de un invernadero debemos tener en cuenta, aparte de la gran variabilidad que se
registra a lo largo del día, parámetros tan importantes como la temperatura, la humedad, la radiación y la
concentración de CO2.
Es por ello por lo que hoy día se han desarrollado modernas técnicas para el control de clima que nos permiten
depender cada vez menos de los factores climáticos y que favorecen que la rentabilidad de una explotación esté
directamente relacionada con nuestro esfuerzo.